domingo, 22 de noviembre de 2009

UN ARQUITECTO DE QUINCE AÑOS

El sencillo relato que ayer publicó el diario EL PAIS en su suplemento EL VIAJERO (sábado, 21 de noviembre de 2009) me recordó la novela de Julio Verne, “un capitán de quince años”.

Xaquín Lizancos, un muchacho gallego de esa misma edad, cuenta en unas breves pero apasionadas líneas el viaje que junto a sus padres arquitectos recién realizó por Holanda.

“Lo que se ve desde el avión –sobrevolamos Delft, Rotterdam, con su gigantesco puerto, La Haya, con sus edificios oficiales, y finalmente Amsterdam- ya daría suficiente como para volver a casa bien impresionado”.

La arquitectura, al igual que la mar, entendidas como un viaje de aventura, “al centro de la tierra” incluso, como diría el propio Verne:

“Acabamos la visita en el Archivo de la Televisión de Hilversum donde guardan las grabaciones en sótanos con una luz tan rara que te hace creer que bajas al centro de la tierra”.

Porque si para cualquiera de nosotros los viajes son una forma de completar nuestra formación, para un futuro arquitecto son absolutamente imprescindibles, pues la arquitectura, pensada para ser habitada, solo se puede captar completamente atravesando sus espacios y sintiendo las atmósferas que los envuelven.

Peter Zumthor, premio Pritzker 2009, impartió el 1 de junio de 2003, en el marco del Festival de Literatura y Música “Wege durch das Land” (“Caminos por el país”), en el interior del palacio renacentista de Wendlinghausen, una conferencia mítica: “atmósferas”.

“Para mí la realidad arquitectónica sólo puede tratarse de que un edificio me conmueva o no. Y el concepto para designarlo es el de “atmósfera”. Todos lo conocemos muy bien: vemos a una persona y tenemos una primera impresión de ella. … Algo parecido me ocurre con la arquitectura. Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es”.

Entremedias nuestro arquitecto de quince años visitó los apartamentos Wozoco, el Silodam, el barrio de Borneo (todo ello en Amsterdam), la casa Rietveld y la biblioteca, el Educatorium y el BasketBar de la Universidad de Utrecht.

“Seguro que los arquitectos se lo pasaron bien haciéndolas”.

Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/

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