domingo, 8 de noviembre de 2009

THE WALL. EL MURO.


























A PROPÓSITO DEL XX ANIVERSARIO DE LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN

En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, sin previo aviso, se inició la construcción de un muro que separaba y aislaba completamente el Berlín occidental y, como consecuencia, a todos los ciudadanos de la Alemania del Este.

  • “Llámanse muros, murallones o paredones unos cuerpos gruesos formados con distintos materiales colocados a plomo con tal unión y trabazón que se mantengan por su mismo peso y resistan a los empujones de otros cuerpos que se les carguen o se les arrimen”. [i]

Aparentemente un “muro” es “sólo” una pared, más o menos gruesa, destinada a soportar cargas, a resistir empujes, a cerrar espacios, rodear una plaza fuerte o “proteger” y delimitar un territorio.

De su origen y de sus tipos, según su composición, fueron siempre los muros elementos resistentes y/o de cerramiento.

8000 años antes del nacimiento de Cristo, el hombre Neolítico ya vivía entre muros. Desde entonces hasta nuestros días, el hombre ha construido miles de millones de metros cúbicos de muro para protegerse de agresiones naturales y de otros hombres.

  • “Siete son los modos de colocar las piedras con la mezcla: tres de piedra labrada o sillería, que son el enrejado, el enlazado y el que llaman griego; otros tres de piedra tosca sin labrar o mampostería, a saber, el de hiladas iguales, el de hiladas desiguales, y el que va relleno en lo interior; el séptimo se compone de todos ellos”. [ii]
Pero si importante es la composición, la estructura o el comportamiento mecánico de los muros, no menos es la función de ellos como delimitadores del espacio y “controladores” del ambiente.

  • “La noción de pared es inherente a la apropiación del espacio. El hombre sólo conquista el espacio dividiéndolo, organizándolo y atrayéndolo hacia sí, materializando sus subdivisiones.

    (son las funciones del muro), el aislamiento visual; el aislamiento sonoro, el aislamiento de la intemperie, el aislamiento térmico, …, su función de frontera tipológica: separación entre dos espacios semánticos distintos, lo sagrado y lo profano, lo permitido y lo prohibido, lo seguro y lo incierto; el borde del comulgatorio, la cadena que, por la altura a la que está situada, materializa la prohibición de pasar, el signo de peligro en la cuneta de una carretera; su función de barrera mecánica: las rejas de una cárcel; …”.
    [iii]
El denominado “muro de Berlín” tuvo una longitud de 155 kilómetros y estuvo en pie 28 años, dos meses y 27 días. 5075 personas lograron atravesarlo (entre ellas 574 soldados fronterizos), 3221 fueron arrestadas al intentarlo. 190 alemanes murieron con la esperanza de atravesarlo y 27 soldados fronterizos por impedirlo.

El 9 de noviembre de 1989 Günter Schabowski, ministro de Propaganda de la República “Democrática” Alemana, anunció en conferencia de prensa, que a partir de la medianoche los ciudadanos de la Alemania del Este podrían cruzar cualquiera de las fronteras de la RDA, incluido el muro de Berlín. Miles de berlineses acudieron a los puntos de control del muro exigiendo pasar al otro lado. Ni los guardias de control ni los funcionarios del Ministerio tenían información oficial, pero nadie estuvo dispuesto a asumir la responsabilidad del uso de la fuerza.

El control de la Bornholmerstrasse se abrió a las 23:00 horas de ese 9 de noviembre, para no cerrarse nunca más.

Hoy, cuando paseamos por Berlín, cuando caminamos al lado de los restos de aquel muro que dividió, no podemos por menos que recordar el muro/los muros que otros están construyendo en otros lados del mundo.

  • “Cuando uno va por la calle y observa cómo ha caído una casa entre paredes medianeras y queda al descubierto la referencia de la vida que hubo, recuerden aquel inventario, de los olores, los colores, los sabores”.

  • … Destruir el tejido de la ciudad es ir cortando como en arqueología, como en historia, pero más grave todavía, porque ese tejido es vivo, porque entre pared y pared está la vida. (Porque destruir o cortar una pared) es ir cercenando, destruyendo, la vida”. [iv]
Y recordamos también los muros que el hombre sigue construyendo en las terminales internacionales de los puertos y de los aeropuertos de Europa y de los Estados Unidos de Norteamérica, en Oriente, en Occidente, en las costas que baña el mar mediterráneo, en Cisjordania, en Ceuta, en Melilla, en el Sáhara, en las aguas del Caribe o al Sur de Río Grande. Allá donde alguien se juega un día la vida por alcanzar su tierra prometida.

De eso nos habló la película “Good Bye, Lenin!” y de eso nos habla Costa-Gavras, a sus 76 años, en su último film. De la vida de unos, de la vida de otros y de lo que para unos significó estar siempre adscritos al lado de los que pierden. Y de lo que significa estar perdidos en el lugar y en el mundo de los que supuestamente ganan o ganaron.

  • “Si alguna vez puede el hombre comparecer a los ojos de una nación ilustrada con la halagüeña esperanza de merecer su benigna atención, es sin duda cuando emplea sus tareas en beneficio y utilidad general”. [v]

[i] Juan de Villanueva, Arte de Albañilería, Madrid, 1827
[ii] Vitrubio, De Architectura, s. I. antes de Cristo
[iii] Abraham A. Moles, Psicología del Espacio, París, 1972
[iv] Santiago Amón, Poética de la Ciudad (recogida en el artículo de Juan López Jaén, El Muro, Curso de Mecánica y Tecnología de los Edificios Antiguos, Madrid, 1987
[v] Manuel Fornés y Gurrea, Observaciones sobre la práctica de Edificar, Valencia, 1857
Un artículo de Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/